miércoles, 14 de julio de 2010

ASAMBLEA DEL MAES 19 DE JULIO DE 2010 UNAM Y 23 DE JULIO IPN



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si estudian si se puede pasar el examen, yo no habia pasado el examen d la UAM el año pasado.
Presenté de nuevo el de la UAM y probé con el d la UNAM, y q creen?? ahora pasé los 2!!
Ya curse el 1er trimestre en la UAM y ahore me voy a inscribir a la UNAM aver cual me gusta mas

Anónimo dijo...

Para el comentario anterior, ¡qué bueno que tienes posibilidad de escoger en qué escuela quieres estudiar! Nuestra lucha es para que todos los jóvenes tengamos esa misma posibilidad.

Unknown dijo...

yo soy de la idea del primer anonimo..si se estudia si se puede pasar, yo hice el examen para la facultad de medicina 3 veces y me qede con la unica solucion..estudiar como desqiciado (y no es ningun mito que esa carrera exige el mayor número de puntos, esta vez pidio 105)...la verdad es que en este tipo de movimientos sociales no le veo mucha utilida pues los lugares que consiguen realmente no son nada a la demanda que se tiene

Anónimo dijo...

Soy docente en la UNAM desde hace más de 30 años y es cierto que el proceso de selección es necesario dada la condición de restricción presupuestal impuesta por el gobierno federal, lo cual ha hecho crecer el gran negocio de las universidades privadas, dentro de las cuales hay de calidad y muchas de nivel patito. En realidad el proceso debiera de permitir la incorporación de la mayoría de los aspirantes, pero sin sacrificar el nivel académico que se requiere, pues hay aspirantes que llegan al nivel superior con serias deficiencias de conocimientos y hasta de ortografía y de habilidades de comunicación. Yo esoy a favor de un proceso de selección que proporcione información para llevar a cabo la ubicación de los alumnos aceptados en diversos niveles y de ahí generar estrategias remediales y de trato diferenciado según los niveles mostrados, porque tampoco es adecuado abrir de para en para las puertas y terminar aceptando muy bajo niveles de desempeño, lo cual es lo que sucede con mucha frecuencia en las universidades privadas, donde el alumno es en muchas ocasiones visto y concebido más como cliente que representa un ingreso, que como una persona en formación.